La bellísima imagen de la Virgen de Soledad que ha sido atribuida al excelente buril Pedro de Mendoza, tiene méritos suficientes para ser la más bella obra de América, esculpida en el Siglo XVI y cedida a la antigua Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, aposento que en la actualidad se encuentra en ruinas, por los terremotos de Santa Marca acaecidos en el año de 1773, por lo que fue donada a la Escuela de Cristo y donde se venera hasta nuestros días.

De hecho, en la restauración que sufrió después del terremoto de 1976 fue muy difícil conseguir el color exacto por una parte de la frente que resultó lastimada por los efectos del sismo.

Fue consagrada el 9 de mayo de 1998 por su reverendisimo y excelentisomo monsenseñor Ramiro Pellecer Samayoa.